lunes, 19 de mayo de 2008

Pequeño Superhéroe

Pablo Enrique Cael, o simplemente Ike, como le llama su abuela, és un chico que cree ser un superhéroe. Tiene 12 años y vivió casi toda su vida con su abuela, en Buenos Aires. Nació en Rosario, su padre todavía vive ahí, con su “otra familia” y no le presta mucha atención y su mamá murió hace unos dos años, de una fuerte enfermedad.
A pesar de todo, és una persona amable, infantil e inocente. Siempre altivo, siempre intenta ayudar al próximo. Dice él que tiene poderes especiales, aun que todavía no los haya encontrado. Ha intentado varias veces volar del 5º andar de su edificio, pero sabiamente impedido por su abuela. Pero sigue en busca de su poder, y ahora intenta mover objetos con la mente. No suele perder los estribos con nadie y no es muy tímido, lo cual lo transforma en un blanco principal para las burlas. Habla alto, casi no camina, sino que corre, y hasta unos meses atrás usaba una sabana rosada con una estrella cosida por su abuela colgada en su espalda en todos los momentos y por todos lados. Es sumamente optimista y realiza cualquier cosa que se proponga. Pasa la mayor parte de su tiempo leyendo historietas y imaginando cosas cómo la ropa que va usar cuando descubra sus poderes o donde será el escondrijo (que hasta ahora era “debajo de la mesa”, pero lo cambió porque sus enemigos tenían fácil acceso).
Su abuela es la cosa más preciosa que le quedó en el mundo, después de la dramática muerte de su mamá. Aprecia mucho también sus historietas, tiene centenas, y sus favoritas son las de Batman, porque él se hizo superhéroe con su inteligencia.
Dicen que empezó con eso de superhéroe desde que su mamá murió. Él estaba presente cuando se fue, y se sintió incapaz de ayudar, así que prometió a si mismo que a partir de aquella hora, ya no seria incapaz de nada.
Su abuela es jubilada y se sustentan de ese dinero más la pensión que su papá paga todos los meses. Viven en una buen departamento dejado por el abuelo.

por:

Ana Menezes, Camilo Casais y Priscila Wajsbrut.

lunes, 12 de mayo de 2008

PERFIL DE CHARLY GARCÍA


Carlos Alberto García, mas conocido por Charly García es un hombre de 57 años que se fue deteriorando a lo largo de su vida. Es muy difícil comprender lo que habla, fuma sin parar y lamentablemente consume drogas. A pesar de todo esto, sus fanáticos lo siguen escuchando y todos esperan ansiosos sus recitales, aunque en su mayoría no puede terminarlos porque los incidentes que se producen logran la suspensión del show.
En su rostro se pueden observar su edad y su desgaste físico. Tiene una dentadura que deja mucho que desear debido al cigarrillo, todavía no se le han notado ningún tic nervioso pero sus manos tiemblan continuamente.
Usa una vestimenta muy original, con pantalones ajustados y en su mayoría de cuero, se pinta las uñas de negro o rojo y a veces sus ojos. En el contexto que hoy en día vivimos este tipo de vestimenta es poco casual y hasta podría llegar a ser “ridículo”, pero a él no le importa ya que no tiene prejuicios a la hora de vestirse ni de accionar, no se deja llevar por el qué dirán y tiene una personalidad auténtica.
Se destaca en la polémica, por sus innumerables agresiones hacia periodistas o camarógrafos que hacen su trabajo, tratándole de hacer alguna nota y él responde de su peor manera agrediendo físico o verbalmente, demuestra ser un hombre perturbador y a veces mal educado.
Aunque todos pensemos que es un hombre rebelde y que nada le importa es importante destacar que sufrió mucho la pérdida de sus padres, le costó recuperarse y lo pudo lograr gracias a su piano.
Este músico solista con todos sus defectos que lo acompañan, llena recitales y tienes millones de fans por sus históricas canciones que realiza y la gente no quiere dejar de escucharlas.

jueves, 1 de mayo de 2008

Autobiografía de un artista de circo.




Me llamo Erasto Balbastro y me dedico al circo. Nací el 22 de abril de 1963, en un pequeño pueblo de Francia. Mi madre murió después del parto, así que nunca pude conocerla más que a través de fotografías. Mi padre me crió y me enseñó lo que sé sobre el espectáculo en el circo. Fue por el que estoy en el circo y gracias a el conseguí mi propio segmento en el espectáculo.
Mi papel en el circo es el de “El Hombre-Bala”, me meto dentro de un cañón y salgo disparado hacia una red de seguridad. No es un trabajo sencillo, pues siempre, antes de empezar un acto, debo medir la trayectoria del cañón y la pólvora empleada en el disparo. Si algo calculo mal puedo lastimar a alguien cayendo en las gradas o hasta perder las piernas.
En cuanto a las demás personas del circo, son maravillosas, somos como una gran familia, aunque metería a un par dentro del cañón para sacarlas volando.
En fin, amo lo que hago y paso horas concentrándome para realizar una actuación perfecta. Para mí, cada día en el que hago asombrar a chicos y grandes es lo mejor de mi vida. Por lógica, si tengo un mejor día también tengo un peor día. Por ejemplo, cuando mi padre estaba muy enfermo y no pude concentrarme en la medición de la pólvora, lo que me dejó con quemaduras en ambas piernas (de las cuales todavía guardo recuerdos en las grandes cicatrices que me dejaron), y pensar que pude haber lastimado a alguien, a algún niño, me causa mucha angustia. Desde ese momento me prometí a mi mismo que jamás me pondría a mí o a otra persona en peligro.
Cuando sea mayor y ya no pueda realizar más mi acto, quisiera pasarle mis conocimientos a mi hijo. Aun así mi profesión es muy peligrosa y la muerte podría estar a la vuelta de la esquina; sólo espero morir como un gran profesional y no otro hombre-bala más.





Erasto "Hombre-bala" Balbastro.


(texto escrito por Camilo Casais y Ana Menezes).